lunes, 6 de octubre de 2008

Lecciones de la crisis


La principal lección que debe extraerse de esta crisis es que un encaje bajo tiene inconvenientes muy serios en economías desarrolladas.

Encajes excesivamente bajos como los "reserve requierements" de la Reserva Federal, o el coeficiente de caja del Banco Central Europeo generan un crecimiento exagerado del crédito y de la creación de dinero por parte de la banca a costa de jibarizar las herramientas eficaces en manos del Banco Central para vigilar la sanidad y la liquidez de las Instituciones Financieras.

Los depositos de encaje con el Banco Central son el mecanismo que determina el crecimiento del crédito. El crédito no crece por voluntad de los bancos, sino porque, si existe dinero disponible, se acaba prestando.

Pero no solo es cuestión de incrementar el encaje sino también de afectar al mismo todo tipo de depósitos o pseudo depósitos. Por ejemplo, depósitos a más de dos años o los fondos garantizados verdaderos depósitos de clientes que, sin embargo, no están sujetos al encaje.

El coeficiente de caja es tan importante como el mercado abierto para la gestión de la política monetaria, y debe ser utilizado no con la profusión del mercado abierto, pero si como herramienta estructural cuyo efecto en la contención del crecimiento del crédito es mucho más duradera.

El Banco Central Europeo no ha tocado el encaje desde su constitución, ha estado inyectando liquidez sin fin para quien la quería y, de ese modo, han crecido desmesuradamente los balances bancarios. Los bancos han prestado hipotecas en condiciones claramente irresponsables pero nadie puso remedio.

En otras palabras, hemos vivido una década de crecimiento sin freno del crédito que ha permitido un crecimiento económico sin control. Lo que vivimos ahora es un superfrenazo que hace que recordemos la Ley de Inercia de Newton a quienes estamos dentro del autobus, es decir a todos.

El Banco Central debe pisar el freno paulatinamente y no solo el acelerador aplicando políticas monetarias laxas.

La función de un Banco Central como dice el acta de fundación del BCE no es únicamente proteger el valor del euro mediante el control de la inflación. La verdadera función es defender el valor de los ahorros en euros, es decir defender el valor de la moneda y vigilar la sanidad de las instituciones financieras donde están depositados dichos ahorros.

Si el Banco Central Europeo mantiene la inflación en niveles del 1-2% bajo control pero el crecimiento del crédito pone en serio riesgo la sanidad de las instituciones financieras que son las depositarias de dichos ahorros, entonces no cumple con su cometido.

Otra lección de la crisis es que no se pueden separar politica monetaria y supervisión de las instituciones financieras. La Europa del euro necesita urgentemente un único organismo paneuropeo de supervisión bancaria. De este modo, se elimina de la supervisión injerencias politicas indeseable y nadie puede decir en la Europa de los doce que sus Instituciones Financieras son las más sólidas. Declaraciones como estas son de una irresponsabilidad que desborda cualquier medida.

Un Organismo Paneuropeo de Supervisión dentro del BCE, como no puede ser de otro modo, supone la irreversibilidad de la nueva moneda. En circunstancias como las actuales deben evitarse las tentaciones de algunos de segregar la politica monetaria saliendose del euro. Esperemos no tener que oir esto pero con este Gobierno todo es posible.

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