El PSOE se ha lanzado a diseminar una nueva cortina de humo que oscurezca la terrible cifra del paro en enero. El culpable es el sector financiero, la banca.
Han coordinado perfectamente sus declaraciones, Sebastian es la proa del rompehielos que amenaza con nacionalizar la banca porque no otorga crédito, ZP agazapado pero reuniéndose en Moncloa con Solves y los representantes de la Banca para jugar el papel de chico bueno pero decidido a apretar las clavijas a los bancos y, finalmente, Pepino Blanco tradicionalmente malo aparece como conciliador y añade, de paso, que todos rememos en la misma dirección. Fijense en la cara de satisfacción de Pepino cuando hizo ayer sus declaraciones conciliadoras, se dió cuenta de que su estrategia había funcionado, de que habia conseguido su objetivo: en lugar de que el perro mueva la cola, era la cola la que estaba moviendo al perro. La verdad es que nos tienen por completamente estúpidos.
Para el gobierno (con minúsculas) su labor ha pasado a ser, casi exclusivamente, hacer declaraciones y lanzar las cortinas de humo necesarias para minimizar el impacto electoral de lo que está cayendo. Como si se pudiera tapar el sol con un dedo.
Mientras tanto, el gobierno reza porque una reactivación de la economía mundial sirva de lanzadera de la propia economía española. No sabe que hacer, o mejor dicho si sabe que hacer pero no quiere porque esta convencido de que el coste electoral podría ser aún más elevado.
Solves sabe que las medidas a tomar son tan simples como las siguientes:
1 - Reforma del mercado laboral para abaratar el despido y eliminar los infracontratos con los que se ha venido "creando" empleo. Aprovechar la ocasión para acabar con cualquier tipo de bonificación a contratos basura que tan solo los perpetúan.
2 - Reducción de prestaciones sociales de desempleo que desestimulan el rápido reciclaje de la fuerza laboral en nuevas condiciones y, así de paso, aligerar el INEM.
3 - Estímulos al regreso de los emigrantes, financiando el retorno pero también reduciendo las prestaciones sociales que estimulan su permanencia, incluso en momentos de paro. Las puertas del mercado laboral deben cerrarse en estos momentos de forma drástica para la nueva emigración.
4 - Drástica reducción de gasto público corriente promoviendo, de forma consensuada con el PP, una simplificación de las administraciones públicas. Ya va siendo hora de que alguien hable en serio de este sangrante disparate al que se ha llegado por pretender hacer extensivo a todas las regiones el indudable hecho diferencial de País Vasco y Cataluña.
5 - Autonomía fiscal en el gasto y la recaudación dentro de un marco solidario para Cataluña.
6 - Eliminación de planes que como el PER desestimulan el trabajo, generan corrupción y clientelismo electoral y, además, justifican la insolidaridad fiscal de las regiones más ricas. La solidaridad interregional no puede ser crónica, tiene que ser voluntaria, consentida y temporal. No es admisible que el nivel de la solidaridad de las regiones ricas con las regiones pobres sea decidido por las regiones pobres, si esta situación se fuerza se romperá el Estado. La principal igualdad interregional tiene que ser de productividad y oportunidades.
7 - Reducción del enorme déficit por cuenta corriente que ha venido siendo financiado con apelación al ahorro de otros paises favorecido por la ausencia de riesgo de cambio. EL PAÍS ENTERO TIENE QUE DESAPALANCARSE: PERSONAS, EMPRESAS, AYUNTAMIENTOS, CCAA Y EL PROPIO ESTADO.
8 - Reducción del impuesto de sociedades y de las retenciones a cuenta del IRPF.
9 - Reforma profunda consensuada entre PSOE y PP para simplificar el IRPF.
10 - Promulgación de una amplia amnistía fiscal que permita el regreso de capitales ubicados en paraísos fiscales. En estos momentos, se precisa de recursos dedicados a la inversión, no poniendo trabas a su retorno por razones punitivas.
11 - Detener la apelación a la deuda pública para financiar "planes de rescate", "financiación de corporaciones locales o comunidades autónomas", etc. Esta apelación resta crédito disponible para el sector privado y supone un empeoramiento del riesgo país que acaba afectando a todos los ciudadanos.
12 - Exigir a la banca la dotación realista de provisiones de acuerdo con los previsibles asuntos cuasi-morosos. En estos tiempos no pueden pavonearse los bancos presentando cuentas irreales de forma que los beneficios "contables" van por un camino y la realidad de los precios de sus acciones por otro. Cuando el modelo y el mercado dicen cosas distintas, no hay duda, quien tiene razón es el mercado.
13 - En lugar de presionar a la banca para que otorgue crédito, estimular el rigor en la concesión de nuevos créditos para que el país entero se desapalanque. Esto significa reducción paulatina del crédito para disminuir el endeudamiento con el exterior de la banca que es la manifestación interna del déficit por cuenta corriente. El país ha vivido por encima de sus posibilidades con el dinero de los demás y esto tiene que corregirse. Va a doler mucho, va a generar una contracción de nuestro PIB mucho mayor de lo que se nos confiesa, entre un 5 y un 10%. No se puede evitar, "when rape is unavoidable relax and enjoy it". A la banca ahora le toca hacer que todos nos apretemos el cinturón.
14 - Prohibir el pago de dividendos y de bonus a los directivos en las instituciones financiera mientras persista la coyuntura. Obama ha puesto en marcha esto y es económica y moralmente correcto en un momento como este, para un sector que, privado o estatal, presta un servicio público bajo una concesión.
15 - Los Ayuntamientos tienen que DESAPALANCARSE dado que han dimensionado los servicios públicos que prestan y los empleos que generan directa o indirectamente en base a unos ingresos derivados, en gran parte, de la venta de suelo para promociones inmobiliarias. Acabada y enterrada por bastantes años esa fuente de financiación, los ayuntamientos tienen que reducir sus prestaciones, poner a mucha gente en la calle, además de recomponer su presupuesto incrementando impuestos locales por las vías normales no mediante penalizaciones como las multas de tráfico.
Estas quince recetas deberían ser las banderas del PP, estoy seguro que en privado Montoro está de acuerdo con ellas pero en público no se atreve, El PP es timorato porque se piensa que hablar así tiene un coste electoral inasumible. Yo estoy convencido que si no se diferencia más del PSOE diciendo la verdad las encuestas no les van a favorecer. El PP debe ser la Oposición (con mayúsculas) y tiene que parecerlo. No diferenciarse por miedo electoral, ser fungible con el PSOE, es una trampa que conduce al desastre. Fin del miedo a decir la verdad.
En lugar de hacer bandera de la solidaridad interterritorial el PP debe poner su énfasis en el trabajo, el mérito, la motivación, la transparencia y la eficiencia. Estos valores son asumibles por el socio natural del PP, que no es otro que CIU. La principal diferencia con CIU hasta el momento era la pretensión de la autonomía fiscal para Cataluña y, en este sentido, creo que el PP debe cambiar y doy la razón a CIU. Los problemas fiscales con regiones no son con Cataluña sino con Andalucia y Extremadura. El problema no es la falta de solidaridad sino el exceso de solidaridad al amparo de la cual ha crecido una corrupcion y un clientelismo electoral insoportable.
Rajoy debe comenzar a no hacer el juego al PSOE y reemprender una Oposición dura, la gente lo está esperando. Montoro debe jugar un papel más activo, salir más en los medios, su discurso es muy rentable porque hace ver que existe alternativa. La oposición blanda que está practicando ha sido contrarrestada hasta el momento, con evidente éxito, por las cortinas de humo que lanza ZP.
ZP administra opio al electorado en dosis cada vez mayores para adocenarnos. El PP debe inyectar adrenalina al electorado para que la morfina no prevalezca.
Rajoy tiene que limar diferencias con CIU y PNV para crear una alternativa conjunta, no puede dejar que en el PP se impongan las tesis de quienes anteponen una ideología nacionalista española al propio liberalismo económico.
Ser liberal es ser de centro derecha, promover la economía de mercado con la mínima intervención posible del Estado, sin nacionalismos, con eficacia. Es creer en la persona como individuo, en su iniciativa y en su responsabilidad.
Ser nacionalista español es estar anclado en el parque jurásico, poner por delante una forzada solidaridad interterritorial desintegradora del propio Estado a la eficiencia económica.
Muchos de los actuales votantes del PP nada tenemos ni hemos tenido que ver con las ideas franquistas, no las despreciamos pero tampoco nos gustan, somos de derechas porque creemos en la persona y, sobre todo, porque creemos en la economía de mercado. La remora ideológica franquista resta votos y resta posibilidades reales de entendimiento con los socios naturales de CIU. En el tema catalán el PP tiene que dar un golpe de timón, notorio y claro, que permita a CIU vender en sus territorios que puede entenderse con el nuevo PP y preparar en un futuro no muy lejano una moción de censura para forzar la convocatoria de elecciones generales a principios/mediados del 2010.
